Fue a mediados de marzo cuando estudiamos nuestra situación familiar y si era compatible con ver cumplir nuestro gran deseo tras contraer matrimonio el pasado verano: ser papás. Aproximadamente 10 u 11 meses antes de casarnos, por julio o agosto de 2013, empecé a tomar píldoras anticonceptivas, no sin antes hacer una visita a mi ginecóloga para que me hiciera una analítica y una citología para recomendarme lo que ella consideraba mejor para mí.
Mi por entonces novio y yo pensamos que recurrir a estas pastillas era una buena idea si yo quería tener cierto control sobre mi menstruación de cara a que ello no supusiera un problema el día de la boda y la posterior luna de miel. Y es que, aunque siempre me ha bajado la regla con bastante regularidad, cuando he tenido situaciones de estrés y nerviosismo sí que he notado algún adelanto o, rara vez, algún retraso.
Lo cierto es que el consumo de la píldora anticonceptiva no provocó apenas ningún cambio en mi metabolismo, al menos que yo percibiera. Además, se trata de un método muy seguro si teníamos claro que, aunque siempre hemos querido formar una familia y tener hijos, no era el momento de embarazos, por lo que decidimos seguir con ellas tras la boda.
La cuestión es: ¿Cuándo llega realmente el momento de tener un bebé? Todo el mundo siempre afirma que "ahora no es el momento", pero en realidad, si nos ponemos a analizarlo detenidamente, nunca lo es. Mi marido tiene un trabajo fijo y estable, pero yo, pese a haber estado toda mi juventud estudiando una carrera y un máster a curso por año y haberme privado de "disfrutar de la vida", no tengo la misma suerte que él. He estado trabajando durante un año de becaria en una buena empresa, pero sabía desde hacía tiempo que, tras finalizar el 30 de abril de este año, no tenía ninguna opción de seguir, pues optarían por coger a otra persona que hiciera mi trabajo en las mismas condiciones que yo... Lo que viene a ser mano de obra barata, vamos.
Y así fue, como probablemente a muchos de vosotros os haya ocurrido. Sabiendo esto y, además, lo difícil que es encontrar un trabajo hoy en día en España que te garantice permanecer en él durante años y años, decidimos que a partir de abril intentaríamos "quedarnos embarazados" (siempre teniendo en cuenta que económicamente nos lo podemos permitir, por supuesto, porque no olvidemos nunca que un hijo supone un gran incremento de los gastos familiares cada mes). Y es que llevamos toda la vida, tanto él como yo, sacrificando nuestros deseos y sueños por las obligaciones sin ver una clara recompensa, por decirlo de algún modo; por este motivo, ahora mismo estamos dispuestos a hacer realidad la más importante de nuestras metas, porque si no nunca lo conseguiremos. ¿No creéis?
En las próximas entradas os iré contando cómo valoramos con detenimiento nuestra situación, qué haré yo durante estos meses "parada" para que no suponga un obstáculo en mi currículum esta situación y, lo mejor, cómo conseguimos empezar con esta nueva aventura en tiempo récord. ¡Hasta la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario